luns, maio 23, 2016

Perramus

Con ocasión da primeira edición íntegra en España do Perramus de Juan Sasturain e Alberto Breccia, recupero o texto que escribín hai catro anos no monográfico sobre Sudamérica da Revista Ábrete Libro. 

Elegir el olvido
Perramus, obra de Juan Sasturain y Alberto Breccia, fue concebida inicialmente como una dura crítica al régimen dictatorial que padeció Argentina entre 1976 y 1983. Sin embargo, si  el título goza hoy de la consideración de clásico de la historieta suramericana es porque sus autores fueron capaces de llevarlo más allá, creando una obra en la que la voluntad crítica viene acompañada de una mirada humorística, múltiples referencias literarias, personajes reales sutilmente retocados y unas páginas de una belleza plástica indiscutible.

Juan Sasturain, escritor y periodista de larga trayectoria pero que nunca antes había trabajado como autor de cómic, escribió el primer capítulo de Perramus a petición del dibujante Alberto Breccia que por aquel entonces (1982) era ya una figura consagrada de la historieta argentina. Las primeras ocho páginas le bastaron a Sasturain para presentar un escenario fascinante, personajes sugerentes y una serie de interrogantes que invitaban a seguir leyendo, por lo que la continuidad de la obra quedó pronto fuera de toda duda. Los primeros capítulos, elaborados durante los últimos años de la dictadura argentina, fueron publicados inicialmente en Europa, donde en aquellos años experimentaban su particular auge las revistas de cómic. Tras su paso por la italiana Orient Express, la francesa Circus y la española Comix Internacional, la obra recalaría ya en 1985 en Fierro, cabecera fundamental de la historieta sudamericana. Sasturain y Breccia trabajarían en ella entre 1982 y 1989, dejando cuatro libros: El piloto del olvido, El alma de la ciudad, La isla del guano y Diente por diente.

Perramus es la historia de un hombre que elige el olvido. Huyendo de los cadavéricos Mariscales que rigen la ciudad de Santa María, trasunto de Buenos Aires, por pertenecer a un grupo clandestino conocido como V.V.V. (Vanguardia Voluntarista para la Victoria), el protagonista  llega a un burdel llamado El Aleph, donde se le presentan tres prostitutas: María  (el placer), Rosa (la suerte) y Margarita (el olvido). El hombre opta por el olvido. A partir de ese momento no recordará nada, ni siquiera su nombre. Lo conoceremos por la marca de su abrigo, Perramus.

En los capítulos siguientes, a Perramus se le unirán dos secundarios que le acompañarán durante toda la serie. Primero Canelones, un uruguayo fortachón y campechano al que también persiguen los Mariscales; a continuación El Enemigo, un aviador que se presta a representar ritualmente el papel de amenaza exterior en un país vecino llamado La Isla, dándole una coartada al totalitarismo mercantilista en el poder. Pero será la aparición de un cuarto personaje la que transformará por completo el sentido del relato.  Este personaje no es otro que Jorge Luis Borges.

Efectivamente, tras un breve paso por un país que tiene la apariencia de un decorado de western y cuyos habitantes actúan de acuerdo con los estereotipos del género (metáfora de la colonización cultural y la voracidad del capitalismo), Perramus y sus compañeros entran en contacto con una célula del V.V.V., la organización revolucionaria a la que pertenecía el protagonista antes de perder la memoria, que les encomienda la misión de contactar con Borges y obtener de él una serie de informaciones. Si hasta ese momento la trama discurría con aparente improvisación, la irrupción del autor de El Aleph posibilitará una mejor estructuración del relato, de manera que toda la acción posterior girará en torno a su figura. La expresiva exactitud con que Breccia retrata a Borges contrasta su caracterización como personaje, muy alejada de su referente real. Sasturain y Breccia imaginan a un Borges que se convierte en algo tan insospechado como la conciencia libertaria que guiará a Perramus, Canelones y el Enemigo en su lucha contra el totalitarismo en Santa María y, por extensión, en toda Suramérica. Será el escritor argentino quien proponga las acciones que el trío protagonista debe ejecutar para restaurar la conciencia espiritual del país y sus habitantes, derrocando la dictadura. Como cabría esperar, la suya no será una resistencia violenta sino lírica, volcada en la ficción, simbólica.

Sin lugar a dudas, gran parte del interés de Perramus reside en la construcción de Borges como personaje. Si la obra del escritor argentino es en la actualidad objeto de reconocimiento y admiración unánimes, su personalidad y más concretamente su posicionamiento político resultan mucho más controvertidos. Las ocasiones en que Borges se pronunció explícitamente acerca de su ideario político fue para proclamarse como un individualista extremo, que antepone la libertad personal a cualquier forma organizada de poder. El componente idealista, casi evasivo, de esta forma de pensamiento contrasta con la realidad que le tocó vivir, la inestabilidad y sucesivos golpes de Estado que se vivieron en Argentina a lo largo de todo el siglo XX y que desembocaron en la cruel dictadura de las Juntas Militares de los años 80. Los gestos y manifestaciones respecto a ésta fueron diversos y contradictorios, lo cual resulta coherente con la personalidad esquiva del escritor. Lamentablemente célebre es la frase que Borges dedicó a Jorge Videla: "Le agradecí personalmente el golpe del 24 de marzo, que salvó al país de la ignominia, y le manifesté mi simpatía por haber enfrentado las responsabilidades del gobierno". También es cierto que más adelante se manifestaría en favor de las Abuelas y Madres de Plaza de Mayo e incluso reprobaría el gobierno de las Juntas Militares una vez que estas fueron depuestas. Se mire como se mire, el ciudadano Borges no sentía hacia el llamado Proceso de Reorganización Nacional la repugnancia que hoy nos provoca el mismo. Es por ello que, siendo uno de los objetivos más explícitos de Perramus el hacer escarnio de dicho régimen, resulta interesante la introducción de Borges como personaje, más aún si, como hacen Sasturain y Breccia, se reconstruye con unos rasgos alejados del referente auténtico. "Es Borges... tal y como me hubiera gustado que fuera", diría el periodista en una entrevista. En efecto, todo lo que en lo personal resultaría reprobable o al menos discutible desaparece, siendo sustituido por una clara conciencia antitotalitaria desconocida en el Borges real. ¿No se menciona siempre a Borges cuando se habla de los escritores olvidados por el Nobel? ¿No merecería este Borges depurado el Nobel de Literatura aún más que el real? Sasturain y Breccia corregirán esta injusticia histórica en el cuarto y último libro de la saga, Diente por diente

Pero, como adelantábamos, desde la aparición de Borges, el relato comienza a construirse a su alrededor. En el segundo libro, significativamente titulado El alma de la ciudad, Perramus, Canelones y el Enemigo intentarán rescatar a una serie de personajes en los que, según "el Maestro" (así se referirán a él en toda la obra), reside  el alma de la Santa María, ciudad que al inicio de este tomo se desvanece como la Buenos Aires de El Eternauta. Perramus y sus compañeros irán descubriendo a siete personajes cargados de simbolismo que representan otras tantas formas de oposición al macabro totalitarismo de los Mariscales y que vivirán una suerte desigual.

El tercer volumen de la serie se titula La isla del guano y transcurre de nuevo en La Isla, donde el Enemigo ejercía como tal tiempo atrás. En él, Sasturain y Breccia nos muestran con detalle una nueva forma de dictadura, cuya economía se basa en el guano (excremento de ave) y a la que se opone un grupo guerrillero compuesto por payasos, acróbatas y personajes de circo. Como se deduce de este planteamiento, el relato sacrifica parte de su fuerza evocadora para adoptar un tono más explícito y satírico. El totalitarismo populista suramericano ha mutado y también la forma de representarlo.

Breccia y Sasturain cerrarían el ciclo de Perramus con Diente por diente, último arco argumental en el que el nuevo gran objetivo por el que pasa la rehabilitación moral de Santa María no es otro que la restauración de la sonrisa de Gardel. Los dientes del tanguero argentino han sido arrancados de su cráneo desnudo y a Perramus y sus compañeros les corresponderá recuperarlos antes de que lo hagan los esbirros del fascismo. Es el alma gauchesca lo que está en juego. Entre los poseedores de las codiciadas piezas dentales se encuentran Frank Sinatra y Fidel Castro, en un relato por el que también desfilan personajes como Gabriel García Márquez o María Kodama. 

Perramus  muestra la evolución del totalitarismo suramericano desde un militarismo violento hacia formas más sutiles de dominación. También la forma de encarar la narración fue mutando, pasando de la metáfora obvia y militante de los primeros capítulos a una visión irónica y distanciada en los últimos. Además de haber sido premiada por Aminsitía Internacional, la obra goza hoy de un merecido reconocimiento, siendo considerada un clásico de la historieta suramericana, lo cual no ha impedido que su publicación en nuestro país haya sido fragmentaria y sumamente deficiente.

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